viernes, abril 01, 2011

PLANTÉ MORAS





No me debí explicar bien. El sueño de Tahrir, quiero decir: Que su sueño es el sueño de la libertad.

“El aleteo de mariposa”: El aleteo fue el joven tunecino Mohamed Buazizi. Y la tormenta que provocó, lleno de rabia, provocó los hechos acaecidos en los regímenes árabes. Sus llamas esparcieron más luz, más luces de dignidad y libertad.

Cuando te escribí: El viento del desierto me lleva lejos de mi Ítaca, me refiero, que trato de encontrarme, aceptarme y vivir en paz conmigo mismo. Trataré de, como dijo W.E, Henley: Ser el amo de mi destino.

No te he contado que, ha mucho tiempo viví una época con los garamantes, agricultores sedentarios que poseía carros tirados por caballos en sus batallas, cerca de la frontera con Egipto, en un oasis rodeado de un gran desierto, entre las dunas de Ubari y la meseta de Messak. Fui con la misión de comerciar con sal y fieras con destino al Faraón. Las legiones romanas no fueron capaces de vencerlos y ni conquistar parte de sus tierras.

Por ello, pienso que la guerra puede ser terrible.

“La compresión del otro es fundamental para la paz. Y esta viene del diálogo, primero cultura y luego justicia” Lois d muras.

Debemos rogar que la guerra sea corta. Que podamos llegar todos a nuestra Ítaca. Encontrarnos, aceptarnos y vivir todos en paz.

¿Qué va a pasar ahora? me preguntas. Los pasos de las guerras se hunden profundos en los caminos, dejando destrucción y odio. La venganza de los dioses, sombras que quiebran la luz y destruye el paisaje. El azul se repite sobre una tierra desnuda, quemada. El paraíso prometido por la divinidad, sin la frondosidad de los bosques, se agarra al silencio de la tierra sin alma.

Uxa, me voy en busca de la mesa de 365 patas, de esmeralda verde pálida, Mesa de Salomón. Ya te contaré. Mas no confío en tener existo. La noticia de su situación me lo ha confesado una bella beduina. Su mirada surgía transparente de la caverna oscura de sus ojos, cuando me hablaba del oro, plata y perlas que adornan la Mesa. No se… al mismo tiempo, su risa se hacía relámpago, ¿ambición o lujuria?

No espero hacerme rico, solo espero que sea un hermoso viaje de aventuras. Como despedida te recuerdo la lectura de uno de los pergaminos que estudiamos en Tebas: “Planté moras y árboles de incienso en tu jardín, nunca se les vio secarse”.

BELIT.

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