martes, diciembre 28, 2010

DESDE EL MONTE ATHOS

He perseguido la aventura de arrebatar a los gigantes sus secretos. Solo, apoyado en la barandilla del castillo de popa de la nave que me regresaba a Alejandría, lloré al ver tras las pestañas, como se alejaba riendo mi juventud vivida en Egipto. El Mar Egeo estaba tranquilo. Los bosques de castaños del Monte Athos, arañaban nubes que, desgarradas, se dispersaban en el azul.
El sueño de ser un escriba viajero es el jeroglífico que, a pesar de estar esculpido en mi alma, tan profundo como las fuentes del Nilo, empieza a difuminarse ante el acoso del dulce no hacer nada.
Mis pensamientos, como las yeguas de Erictonio, son capaces de correr sobre mi pasado sin pisar las espigas que nacieron en los campos de mis aventuras en busca de la estrella Héspero que me acompañe en los últimos años de mi vida.
Mas, a la vista de Monte Sagrado, ordené que me desembarcaran.
-Acércate soñador –me dijo un monje de larga barba.
-He venido a retirarme por una temporada, si me es permitido, en uno de estos veinte monasterios -contesté humildemente.
Me sorprendió:
-Ya se, los escorpiones que llevan la muerte de tus recuerdos, se están escondiendo en el ombligo del desaliento. Me acogió bajo su brazo derecho empujándome por una vereda que ascendía hacia un monasterio colgado inverosilmente en unas rocas que daban al Egeo tranquilo.
-Sí –le confesé- , me siento sumergido en la nada, desnudo. Las noches son largas, no puedo regresar al pasado.
-Quédate. No se puede ver el arcoíris hasta que no cesa la lluvia. El hechizo de las imágenes de Alejandría y del rio Nilo, no debes olvidarlas. Este será tu aposento –me indicó con amabilidad la entrada a una celda monacal- el tiempo que desees permanecer con nosotros.
Desde esta humilde habitación, bien parecida a las estancias de los monasterios que fundaron los primeros cristianos en el desierto de Egipto por el siglo IV, te escribo. Ten por seguro, que no pienso tener temor a poner palabras a mis recuerdos.
Athos fue uno de los gigantes que desafiaron a los dioses griegos. Espero que este monte de su mismo nombre me ayude a derrotar mis dudas existenciales.
Como decía - Mother Theresa-, para mantener una lámpara ardiendo tenemos que seguir poniendo aceite.
BELIT SERI

lunes, noviembre 29, 2010

HEKA KEMET


HEKA KEMET-La magia de Egipto-

En las enseñanzas que un faraón daba a su hijo, el soberano revelaba que la HEKA podía ayudar al ser humano a eludir un destino infausto, es decir, luchar victoriosamente contra la fatalidad. EL ENIGMA DE LA PIEDRA-Christian Jack.

Si, contigo dices, queda el olvido, escucha la caída de las hojas del otoño. Ellas, preguntan posadas sobre la húmeda tierra: Para qué volver sobre los recuerdos. Nadie les contesta. Es duro recordar un pasado en la cumbre, cuando la tierra dibuja sobre el ocre, el final de su vida.
Mis pensamientos se entrecruzan, se amontonan, unos con otros saltan, pero no salen. No puedo, como quisiera, expresarlos con palabras.
Estoy sentado a la sombra de un roble gigantesco, veo norias a lo largo de las orillas de este rio. No conozco su nombre, es tranquilo como las aguas del Nilo en periodo de sequía.
Mas, es una tierra sombría. Pensar, no pienso en nada. Desconfío, estoy quemado, me parece ver encinas, árboles de áloe… tiemblan mis pestañas…
Sí, el péndulo del tiempo oscila rápido. Andar, vivir, evadir, sufrir, parpadeos de gusanos de luz, terminar los días más sagrados junto a la chimenea, lluvia, juventud que huye.
Sobre la piel de mi alma, las caricias de mis recuerdos se transforman en espasmos, como el recuerdo de las huellas sobre el limo que dejaron nuestros cuerpos tumbados en la noche inmensa de aquel verano que estalló entre caricias largas. Gemidos, que acompasados por los suspiros del Nilo, se convirtieron en una realidad proscrita.
Mi pasión por las aventuras de los viajes me arrastra a los acantilados que el mar abandona para siempre.
La mirada de serpiente de mi fortuna no es precisamente un símbolo de resurrección. La estrella Sept., que anuncia el nuevo año, la crecida del rio Nilo y la prosperidad de nuestro país, no brilla para mí.
-El mundo es tuyo –me dijo el Destino-. Mentira. Se fue para no volver. Sin darme cuenta, poco a poco, se licuó en el horizonte tras la estela de la constelación Argos.
No quiero agitar el deseo, nunca hace feliz al hombre, creo que decía Platón. Pero, cómo se rompen las cadenas del deseo. La muerte y el olvido son compañías sin almas.
BELIT

martes, septiembre 14, 2010

LOS FRÁGILES BRAZOS DEL OLVIDO

KEMETD

Los frágiles brazos del olvido mantienen entre sus líneas del tiempo las huellas que, sobre Kemet “la tierra negra”, dejaron nuestros cuerpos aturdidos. Fue aquella noche inmensa de aquel verano cuando estallaron generosas caricias, gemidos acompasados por suspiros de Hapy, entre lotos que a pesar de la oscuridad, ni se cerraban, ni se hundían en el agua, por vernos.

Topamos con nubes de fantasía, que, de momento, ocultaron nuestra existencia. Dura como una piedra, la realidad dormía fatídica como un escorpión blanco. Tú a occidente, yo, contemplé como los lotos azules al amanecer, se abrían al Este, lanzando su perfume suave y dulce, elegí, oriente. Y, como Ceix, el hijo de las primeras luces del día, me alejé

Desde entonces, como Morfeo, tomé la apariencia de varios y diferentes seres humanos. Ahora soy un alcatraz que aprovecho mientras busco esa quimera extraña, el viento producido por la parte anterior de las olas del destino.

Llueve. Las maderas de las viviendas, brillan. Las piedras que acompañan a las gotas de lluvia interpretan una canción enigmática. Cerca, los campos de cereal recién segados, brillan amarillo.

Ha refrescado. La tormenta se ha alejado negra. Y allá, cerca del mar, sus nubes forman una tenebrosa espelunca.

La noche regresa. Llega a tiempo de ver, la madera de las casas, sendas y campos, como lucen elegantes y magníficos. Vientos y estrellas tienen envidia del instante que resplandece en estas islas Maldivas, desde donde te escribo.

Todavía los dioses del Delta que habitan donde los siete brazos del Nilo alimentan el mar, no me han concedido el regreso a otros mundos. Mi nombre cuesta hacerlo desaparecer del muro, que al otro lado del infinito permanecerá esculpido hasta la próxima noche de lluvia.

Visité en el oasis de Siwa al oráculo de Ammon-Ra. Como sabes, Uxa, la consulta se hace por escrito. Se deposita en el santuario y, por el mismo procedimiento se recibe contestación. Y esta fue: “Yo ordené que tu nombre fuera Beslit – Seri. Yo extingo el fuego, yo borraré tu nombre. Deberás permanecer callado. No eres puro. Te conocemos. No voy a preguntar por el nuevo nombre y personalidad a la cual deseas cambiar. No te será concedido como las cosas que pasan a existir, hasta que no sea como obra de dios.

Mañana parto para la isla de Muluk, donde dicen que los granados no dejan de dar fruto en todo el año.

Si nada se te ha hecho extraño, puedes comprender, que, las tierras luminosas que viste en dirección a occidente, se repiten, en belleza y profundidad espiritual, en oriente.

Los reflejos de la verdad nunca son silencios vacios, ni libres de equívocos, ni de batallas malogradas.

Venga a ti Nut, la gran creadora, ella te purifica. Pura es tu alma.

lunes, agosto 23, 2010

¿QUÉ HA SUCEDIDO EN EL EXTRAÑO TERRITORIO DE BELIT?





¿Qué ha sucedido en el extraño territorio de Belit?


Es un misterio. Tal vez, fuera preciso que el instante, para ser reflejo de algo real y verdadero, debiera formar parte de los relámpagos que duermen en los estratos vidriosos de la fantasía.


Llegar a la verdad por el conocimiento –como dices-, siguiendo teorías y valorando definiciones, es la gran confusión del mendigo, la elección es muy difícil: Pedir limosna o morir.


Está la verdad en:


El silencio del asfalto.


La quietud de los segundos.


El letrero “Prohibido”, caído sobre el borde del tiempo.


Las huellas del pecado.


El desconsuelo del poeta que llora sobre la imagen proscrita.


El oxido de los años.


La dudosa idea del regreso al Paraíso.


El calor de los cuerpos en el vertedero de la indiferencia.


El frio de algunos besos.


El origen de las voces de amor que se repiten en los barrancos del olvido.


La foto de la princesa carente de ternura.


O, en aquella lágrima muerta en el minuto feliz.


Atho, no es un sueño que Belit no ha conseguido atrapar. Atho, es un impulso solitario, corteza de un lodo triste, corazón de frases rotas. No intenta ocupar el sitio de los dioses -como escribes. Él, ocupa hace tiempo el “silencio” de los dioses.


Los caminos invisibles del tiempo se verán cubiertos con los sarmientos de su vida como: Escriba del Faraón, el Cazador de Sueños, el Señor de Barbutania, y … otros, tal vez.


¿No tiene incógnitas tu camino? Peregrinos, arte, paisajes…


Toma sobre tus manos de bellos juncos anudadas: El misterio de la vida. La fantasía de un tiempo de amor que, impulsando tu alma al recuerdo, active el deseo de navegar hasta la Verdad Eterna.


Atho cuenta sus historias al viento como un niño cuenta con sus dedos el eterno rumor de los mares.


viernes, junio 18, 2010

EL NOMBRE DE BELIT-SERI


Uxa:
Ha llegado el momento de que conozcas la personalidad de Belit-Seri.
Ella es la esposa del dios de los nómadas, Amurru, llamado así por los amorreos hasta que, tras la conquista de Babilonia, lo elevaron a dios nacional bajo el nombre de Marduk.
Belit-Seri, diosa del Desierto, es la Escriba que asesora a la diosa del Inframundo, Ereshkigal. Pues, lleva los registros de todas las actividades de los humanos, y facilita el juicio de las almas en el momento de buscar su sitio en el otro mundo.
Seshat, esposa de Thot, es su amiga. Como ella, anota los nombres de los reyes sobre las hojas del árbol divino.
Cuando, como tú sabes, terminé mis estudios de Escriba en la escuela de Imhotep, el constructor de Sakkara, fui escriba de archivos, registrador de la recaudación de impuestos del faraón, pero, mi gran punto culminante fue cuando me dediqué a acompañar las salidas de las expediciones.
Con el fin de que el nombre de Belit-Seri no cayera en el olvido, por encargo del Thot, Escriba de los dioses, Registrador de los actos divinos, tomé el nombre de la diosa, el conocido por ti.
Conoces que, los jeroglíficos, son palabra de dios, y provistos de carga mágica, dotados de vida, puesto que el acto de escribir es: “hace ser lo que no es”, los jeroglíficos que ideé, me convirtieron en Atho, Cazador de Sueños, que, cuando permanecí entre los jázaros aprendí en sus libros sagrados a vivir en los sueños de dioses y humanos. Elegí los de Belit-Seri, la gran fedataria de los comportamientos de la humanidad, que tanto tiempo llevé, por designio celestial, su nombre. Y así pude trasladarme de un tiempo a otro, de una dimensión a otra.
Pude conocerte Uxa, mi bella princesa del Nilo. Y verte, pues, el pensamiento es una forma de visión.
Conseguí hablar el ge’ez, idioma utilizado en los ritos religiosos de los cristianos ortodoxos de Etiopía, cuando fui en busca del Arca de la Alianza. Subí al monte donde lloró Adán, a recoger piedras preciosas en las que se convirtieron sus lágrimas, y sentí las picaduras de las sanguijuelas que las guardaban. Escuché las palabras de Horacio: “Nunca debe perderse la esperanza”. Y las de Séneca: ¿Por qué correr delante de la pena y perder la vida antes de morir?
Vi como la madre de Sargón, lo puso en una cesta de mimbre calafateada con betún y pez, para abandonarlo al río Éufrates. Contemplé como los parabolanos arrancaron de su carruaje a Hipatia, la dejaron desnuda, descuartizaron su cuerpo y le tasajearon la piel y las carnes con conchas. Fui testigo cuando las sirenas dejaron de ser mujeres-aves para convertirse en seres acuáticos al ser derrotadas por el canto de las Musas.

Te escribo desde tierras de la India. Ayer me encontré con una “kaftar”, son mujeres yoguis. Le debí parecer un infiel musulmán por mi atuendo almalafa, en este momento en guerra con ellos y, me fulminó con su mirada, arrebatándome el corazón de Belit-Seri. Héteme aquí convertido en su totalidad en Atho de Jazaria, Cazador de Sueños.
Ya no tengo dudas que sean malas consejeras. Ya no existen finales de caminos con incógnitas. Como decía Heidegger: “El hombre es un ser temporal contingente lanzado entre dos nadas”. Parece una certeza.
¿Conoces la Verdad por haber llegado al Pórtico de la Gloria? ¡Dímela!

Te trascribo un poema de Rumi:
La brisa de la mañana guarda secretos para ti.
No te vayas a dormir.
Debes pedir lo que realmente quieres.
No te vayas a dormir.
La gente va y viene a través del umbral.
Donde los mundos se tocan.
No te vayas a dormir.

Los sufís, retratan el alma como:
Un pájaro indefenso en busca del nido.
Una tierna flor que espera la brisa de la primavera.
Un pez en busca del océano.
Bueno, debo emprender la marcha por la costa de Malabar. Espero que las palabras de Santiago te lleven al conocimiento y te libre de las dudas. Tómate tu tiempo.
ATHO DE JAZARIA

viernes, mayo 28, 2010

CAMINO A DELHI


Ha llegado el “ulaq”, que se sirve de los caballos de los sultanes, con relevos cada cuatro millas, para llevar el correo y las noticias a los confines del reino. Me ha entregado tus últimos tres pergaminos. Los he leído al pié de una de las abundantes higueras que jalonan los caminos de la India.
Sí, la leyenda de Belit sigue existiendo. Va por delante del Escriba. Feliz tú, Uxa, que puedes sentir en tu piel el aire y la luz, en el camino de Santiago, y pisar el rocío del alba. Tus escritos son una ventana al infinito. Sin arena del desierto que oculte los sentimientos. Tus palabras son gotas de agua de una fuente azul que purifica al lector.
Es tímida la esperanza, el ansia de conocer el nombre secreto del Escriba. Este deseo necesita un puente, y cruzarlo, cruzarlo sin miedo. Hay que soñar hasta perder la razón. Somos una leyenda.
Muchos amores son una forma de gnosis. Otros, algo que no existe, que nunca existirá. Unos y otros se sacrifican antes de coger apariencia. Por qué esperar el encuentro. Hasta el Destino, que es inmortal, llora la imposibilidad de preparar una cita intima.
Voy camino de Delhi capital de la India. Lejos quedan las encinas de mi tierra Barbitanya, la hermosa capital de la Marca superior de Al-Ándalus. No puedo escuchar el susurro de sus hojas. Ellas hubieran podido desentrañar mi destino. También, la flor de loto, la hermosa esposa del Nilo, se aleja en la distancia, pero no en el recuerdo. El misterio que me interesa es, la India.
Te escribo desde Delhi.
La ciudad está rodeada de una poderosa muralla con muchas torres y puertas. Los cementerios, cerca de las entradas, están adornados con nardos y otras numerosas clases de flores.
Todo está escrito desde que Pelasgos surgió del suelo de la Arcadia. Desde que Hermes llevó el alfabeto de Grecia a nuestra tierra, Egipto.
Sobre la luz que refleja la gran laguna Sams ad-Din a las afueras, veo mi rostro, mi cabellera ha sido impregnada con aceite de sésamo y lavada con arcilla. Dicen las gentes del lugar, que los alisa y los hace crecer.
Unas aves, por encima, mienten al viento. En la lejanía las nubes cubren el pecado de la tarde. Todo se acumula junto a mí. Los años, la incertidumbre y la distancia que me separa de los sueños. La bolsa de monedas yace floja, muy floja de dirhams.
Los libros de filosofía no me han dado en el clavo. ¡Ah! Los de historia me causan dudas. Historias de independencia, liberación, soberanía… De qué independencia, pues yo sigo esclavo, sí, esclavo de la patria, de la religión, del dinero, de las mentiras de estas tribus… Claro, el raro soy yo. Seguramente estoy en el final, bueno en la recta final. No quiero hacer balance de mi vida, sería peor. Además, a lo que estoy, tengo que ir a recorrer la India.
Ahora estoy solo, yo no sé si esto es bueno o malo, pero no me gusta, claro, que tampoco me convencen los compañeros turcos que me acompañan. Solo beben vino, vino, otro vino, y luego… igual da.
De todas maneras, pido a Dios perdón, pero dudo mucho de las religiones que estoy conociendo desde que partí de Alejandría. De sus sacerdotes, bueno, de algunos. Pienso que algo debe de existir. Y… si no existe, mejor.
Voy a comer una papilla de granos de samaj cocidos con leche de búfala. No me conviene, pero, ¿qué es lo que me conviene?, no comer, no beber, no…, entonces para que estoy aquí. Aquí, en este mundo. ¿Pero… existe otro mundo?
No consigo obtener plena satisfacción de mis aventuras. Claro, yo sé que no soy buen explorador, pero, si no voy en busca del conocimiento de nuevas tierras, qué hago.
Solo queda dos días de luna llena para la cita con los caravaneros… ¿Qué hago? Me acuesto sobre las alfombras de la zagüía del jeque Abuisaq, donde pernocto desde hace quince días o me voy a dar una vuelta a ver si se me pasa el sopor de la comida y el vino.
Me fui a la zagüía. Me ofrecieron unas mujeres cautivas. Comprarlas aquí está al alcance del más pobre. Las rechacé dada su extrema suciedad. Me quedé ayer sin salir. Celebraban la fiesta de la ruptura del ayuno. No quiero correr el riesgo de que me reconozcan como infiel.
He entregado al jefe de una caravana con destino al templo de Ipet-Sut, la ciudad-templo donde creo que debes residir en este tiempo, junto al hermano de tu padre, sacerdote de Ra en Heliópolis.
Que Dhata y Vidhata, trencen, hermosa y feliz, la cuerda de tu Destino.

jueves, febrero 11, 2010

EN EL SILENCIO DE ESTE OASIS


Cuando fui en busca del Arca de la Alianza a Etiopía, siguiendo lo escrito en el Kebra Negast:”Los emigrantes judíos que llegaron a Etiopía fueron los primogénitos de los ancianos de Israel en el séquito de Menelik, acompañando a la sagrada Arca de la Alianza, que había robado del Templo”, un sacerdote de los falashas en el sitio sagrado de Tana Kirkos, me dijo: Debes saber que, hemos brotado a modo de las plantas, todos podremos encontrarnos cuando nuestras raíces, muertas, nos liberen.
En busca de los deseos, nuestros corazones vuelan libres. Que la mirada del recuerdo, envuelta en el sari rojo de la pasión, te alumbre en la negrura del olvido.
Las hojas de betel que estoy masticando, regalo del sultán de esta ciudad llamada Zafar, además de perfumar el aliento, producen alegría, me integran directamente en la vida divina. Pienso que es un crimen quemar mi vida de aventurero.
El silencio de este oasis, la quietud de los segundos, los cocoteros que dan sombra en el borde del desierto, las huellas de los pecados, el óxido de los años, la apretada idea del regreso, el calor de los cuerpos en el vertedero del olvido, la caricia de los besos, el origen de las voces que se repiten, todo es, Uxa, ternura desnuda, lágrimas muertas, luna llena de un minuto feliz.
En un navío recién llegado al puerto, procedente de la India, han viajado tus pergaminos, me han sido entregados por el kirani, el que lleva el diario de a bordo.
Mientras leía tus signos, imagino tu vestimenta adornada con los “speculae” que acreditan como peregrina y certifican tu paso por esos lugares mágicos donde se encuentra la Virgen, reliquias, y Santos.
Salvoconducto especial del rey de Aragón, en especial el de los del Monasterio de San Juan de la Peña, San Vicente de Roda, el Pueyo de Barbastro, Ángeles de Torreciudad, de Huesca.
En casi todos los hospitales del Altoaragon, órdenes militares, religiosas o monásticas, todo peregrino puede estar en ellos, que así lo dispuso el rey Jaime I, de uno a tres días, sin pago alguno, mostrando las speculae recibidas en su camino.
No me dejo llevar por emociones negativas, donde nace el sol, se yergue sobre mis fantasías de viaje, poemas que me acompañan. Ahora las musas callan. Mi sinceridad literaria teme engañar. Mi bosque, santuario de un tiempo de sueños imposibles, acoge entre sus ramas, un verde de esperanza. Ni relatos, ni poemas, ni prosa poética, nada. Solo Rosa de Alejandría que alivia mi piel seca, sin inspiración. ¿Cuándo el incienso de la resurrección? ¿Dónde el perro Argo que reconozca mi verdad oculta?
Las gaviotas cuando el mar oscurece, ríen silencios sobre los acantilados, y en mis labios, un recuerdo. A lo lejos está la imagen en las orillas del Nilo que se agarra libre de lodos. La música de estas palmeras, adormece, las olas de espuma, tratan de borran el verdadero nombre del Escriba, Cazador de Sueños, escrito en la playa, pero no lo alcanzan. Música y olas, cuál de ellas cruzará el océano para desentrañar el secreto. Alguien tratará de leer el nombre en vano. Sobre la arena, los golpes de escritura son pasos invisibles, caprichosos. El mar, la playa, el azul, las olas, dejan desasistida la esperanza.
Uxa, en alguna senda libre de algún valle, tal vez en invierno, encontraré una historia… y me quedaré. Mi amor es hoy, libertador del pasado. Allí, donde habiten caricias como latidos de flor, viviré en los límites de sus pétalos. Y me quedaré atrapado en la luz de la Vieja Luna.
BELIT-SERI

viernes, enero 22, 2010

PENSAMIENTOS EN UNA MADRAZA DE SHIRAZ


Estamos hospedados en la casa de un cadi de Shiraz, familia de Ibn Battuta. La luna barre sombras de los rincones. En este momento nadie en los zocos, nadie en las calles; en las fachadas silencio.
He recibido tu correo. No lo mencionas, pero, te recomiendo que compres un jacinto-piedra, jacinto de Compostela, trasmite mucha energía, esa energía ayuda a caminar con mucha fuerza, y es, un elemento de protección.
Las palmeras que veo desde la ventana me recuerdan las orillas de nuestro Nilo. Pedazos de luna desaparecen llenos de viento del desierto. El paisaje regresa de la bruma. El sol es su amigo.
La melancolía no tiene arcoíris. Las nostalgias son reliquias al céfiro. No es fácil revivir un amor.
¿Es la tristeza virtuosa? No lo sé. Pero, el hastío es obsceno.
La pasión amorosa no tiene rostro, solo muecas. Los sueños se esfuman. El mayor número de amores que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida son estribillos, son cromos repetidos. Son dientes de poemas desconocidos.
Los besos, a veces, flotan ridículos. Son sombras que musitan silencios que no saben liberar nuestro destino fatal. Deberíamos olvidar caricias de amores corrompidos. Ahora, busco horas de soledad entre versos que tiritan.Nos amamos para llenar nuestra vida de júbilo sin pensar que, al final, muchos amores son reliquias de indiferencia. El amor callado, oculto, acaba por desplomarse.Hay que llegar al umbral de la eternidad sin aflicciones.
. Pero nada, como la cigarra en otoño, muero sin recibir limosna de esperanza. Más allá del lóbrego y pedregoso olvido, ni besos, ni versos. Solo en mi tumba, ceniza.
Mañana proseguiré.
Hemos llegado a Takrit y estoy un poco cansado.
He tenido un sueño extraño. Formaba yo parte de la caravana de un sultán, este iba escoltado de numerosos mamelucos. Imanes, almuédanos, acompañaban a las mujeres del sultán. Bellas mujeres, que por aquí llaman “jatun”.
Tuve que librar una terrible batalla contra un enorme león bicéfalo. Solo me atacó a mí. Mientras, unas palmeras daban saltos sincronizados con el aire del desierto.
Surgió una jatun desnuda de un estanque del oasis. Cogidos de la mano nos fuimos hacia una tienda del zoco. Un beduino de barba blanca nos esperaba en un puesto de perlas. Nos explicó que esta allí para llevarnos al Paraíso de los Amores que no tienen Fin. Cuando ya estábamos para partir, los Números que cantan su Canción Exacta y los signos del Zodiaco que destapan el Destino, me vi arrancado de la compañía de la mujer y… desperté. Espero consultar a algún poeta o faquir sobre el significado de este sueño.
Mi amigo Ibn Battuta regresa a Bagdad va al encuentro de los viajeros que van en peregrinación a La Meca.
No sé, no sé hacia dónde dirigir mis pasos, tal vez a India.

BELIT