viernes, junio 22, 2012

LA ETERNIDAD SE FROTA LOS OJOS.



“Nuestro pensamiento es limitado. Sin embargo, todo cuanto seas capaz de imaginar puede existir. No hay nada que sea imposible”. FUN CHANG.
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Este día mis pensamientos comprenden sin razonar, sin disimulos. Ningún amor desconocido emerge de un lugar invisible. Se siente antes que nada. Y parece fluido. Es el dintel de la felicidad. Existe. Es la ocultación de la realidad en el albergue del misterio.
Estoy viendo blancas nubes ancladas con puñales de luz. Los horizontes duermen desparramados por los caminos dibujados por numerosos arbustos de las mariposas. El viento aleja las sombras al fondo de los barrancos. Este aire húmedo de la mañana, se arrastra entre los troncos de las palmeras como un rio triste.
El oasis flota en un grito de primavera. Todos los árboles claman por la majestad del momento con destellos románticos, misterio de un indómito resurgir de la vida que barre las dunas del pesimismo y la melancolía malsana.
Desde la orilla del rio, esta noche pasada, vi bañarse a la luna rodeada de escamas blancas. Se fue de mi mente, como de una lumbre, la sombra de la duda.
Tal vez pueda escribir poemas, en estas tardes soleadas, poemas que rompan la distancia. Como dice mi amigo Atho: La Eternidad se frota los ojos y, su sonrisa, ilumina los silencios.
Cuando regrese a Tebas terminaré de contarte todas mis aventuras. No creas que la mayoría sean heroicas y hermosas. Muchas de ellas son retajos de sueños tristes, pasiones de las que brotan ramas llenas de flores secas, de mares sin playas que acariciar. Situaciones raudas que se acercaron desde horizontes llenos de locuras inconfesables.
El polvo que levanta la caravana ya no me deja ver la belleza de la tierra que dejo atrás.
Espero estar en Egipto para el solsticio de verano, para celebrar las fiestas en honor de RA, el resurgir del Gran Loto Blanco.
No iré a Tombuctú. Un tuareg, que dice ser hijo de un miembro de la Madraza de Sankore, me ha dicho que no existen árboles de los cuales cuelguen racimos de oro y que, no es oportuno ir, pues, hay rumores de guerra civil.
Estamos cerca de Cineas, junto a Licia. Quiero asomarme a la fuente del oráculo de Apolo para saber algo de mi próximo destino.
Uxa, que la inflexible Átropos, tarde muchos años en cortar tu hilo de vida con sus tijeras de oro.
BELITSERI

domingo, junio 03, 2012

EN NIPPUR, de Sumeria.




Con amuletos, sin pétalos de flores, las prostitutas de la taberna, nos sirven abundante cerveza. Suenan canciones de amor y deseo sexual. La tabernera nos ha recomendado estar muy despiertos, pues, estos días abundan los forajidos. Tenemos que pagar con cebada, ya que tienen prohibido cobrar en moneda, bajo amenaza de ser quemadas vivas.

Brindamos por Nin-Kasi, diosa de la cerveza. Mis compañeros de caravana, mientras escribo, beben con el corazón de un león.

Puedo decirte que, nunca apareció aquella noche de lluvia. Un silencio sacude el secreto de aquel tiempo. Tu lejanía es suficiente. Ante la corta presencia de una luz extraña, me aprisionan miles de imágenes. Mi silencio cobija un sentimiento de amores perdidos, mas, quemo mis recuerdos y, vivo. Seguirá siendo brasa el último beso. Flores silvestres secas, van en busca de la libertad, lejos de un invierno mudo, sin campanas.

La serenidad del día en este valle que contemplo, cierra las preocupaciones y se sitúan fuera de mis pensamientos. Aquí me quedaría, lejos del profundo pozo de un pasado que deja escapar temblorosos lamentos.

Por otro lado, estoy contento de mis aventuras, pues, como decía Zorba el griego, “Un poco de locura te proporciona dimensiones, poesía y el suficiente coraje para ser feliz en este mundo infeliz”.

Todos soñamos con vivir en un palacio, como el de Alcinoo. Rodeado de un vergel de eterna primavera.

No siempre, como dices, los sueños son hijos de la Noche. Te he contado y te cuento numerosas historias, muchas de ellas inspiradas por ninfas que enloquecen a los mortales, pero otras, están llenas de arrebato divino.

Tú sabes, o tal vez, has imaginado, que no cuento la verdad, no me crees. Seguramente debo tener la maldición que sufrió Casandra: la de predecir la verdad y no ser nunca creída.

El viaje que nos espera, es largo, nuestro destino es la ciudad de los 333 santos, Tombuctú. Tenemos intención de cambiar nuestro oro por sal de Mediterráneo. No sé si la ida o a la vuelta pernoctaremos en Egipto. No estés preocupada por los sucesos de la plaza de Tahrir, nuestro querido Egipto está protegido por la Esfinge. Su cabeza humana, sugiere el espíritu humano que vence los instintos animales.

Una vez leí a Naguib Mahfuz.

Le pregunté al Sheij Abd Rabbih al Taih: -¿Cuándo se arreglará la situación del país? A lo que respondió: -Cuando su gente crea que el resultado de la cobardía es peor que el de la inteligencia.

UXA, que los vientos de acacia, que son la veneración de Annu, te protejan.

BELIT

martes, febrero 28, 2012

...PERO NO DIJO SU NOMBRE.





La oscuridad permanece escondida en los ojos de Uxa, en sus manos brillan valles luminosos y, el tiempo, corre entre montañas de pensamientos que mueven sueños de amor. Mientras, la realidad pasa a su lado sin hablarle. Sus personajes saltan de su mente y se sientan a su lado.

¿Magia o realidad?

Uno de ellos le tiende su mano y se la lleva a pasear. Es su mejor amigo, Belit. Las caricias de la mano temblorosa del Cazador de Sueños, enciende el crepúsculo de su mirada. Ninguno de los dos lleva equipaje alguno, solo un montón de ideas. Se sientan en la terraza de un bar de una hermosa avenida de Paris. Hablan de Alejandría, del Nilo, del último faraón, y también de las Musas, sobre todo de Melpómene que tenía todas las riquezas, belleza, hombres, y, no podía ser feliz. Bueno, no hablan, son las ideas que se materializan, saltan a su alrededor como en una pantalla de plasma. Escenas de amor y guerra. Desiertos y oasis. Todos son lugares puros. Los desiertos se convierten en jardines, los campos de batalla en paraísos. Todo es belleza en su melancolía.

Él, puso en sus labios las palabras de su secreto amor, pero no dijo su nombre.

Belit estudió astronomía en Caldea, los misterios egipcios en Menfis. Fue el primer gesto para encontrar el centro de la verdad, allí donde nada se ha encontrado. Tomó el camino más largo.

En Grecia, Belit conoció a una hermosa dama. Idmón, marchó con la expedición en busca del vellocino, sabiendo que en ella le aguardaba la muerte. Algo así le pasó al Escriba. Aquel amor era chatarra. Difícil juego fingir amor donde resucitan mentiras. Se silenció el susurro de los besos, sombras quietas colgaron de sus miradas, se acabaron las caricias que subían del ombligo que tiembla y los besos desnudos, se apagó el fuego de los anocheceres.

Belit, tenía la mirada perdida en el infinito como la de una calavera. Mientras contemplaba a una lechuza en la penumbra del bosque, le llevo a una revelación: El Paraíso se iba a cerrar para siempre.

El acantilado de sus sentimientos acogió el último chasquido de aquel amor.

Belit está contemplando las brasas de la chimenea en la posada Medea, de Creta. Va partir de regreso a Egipto. No sabe si podrá encontrar a la Princesa Uxa. Mientras, piensa de que sirven las aventuras, si como, la de ir a por el Vellocino de Oro, solo sirvió para colcha nupcial de la noche de bodas de Jasón y Medea.