viernes, junio 18, 2010

EL NOMBRE DE BELIT-SERI


Uxa:
Ha llegado el momento de que conozcas la personalidad de Belit-Seri.
Ella es la esposa del dios de los nómadas, Amurru, llamado así por los amorreos hasta que, tras la conquista de Babilonia, lo elevaron a dios nacional bajo el nombre de Marduk.
Belit-Seri, diosa del Desierto, es la Escriba que asesora a la diosa del Inframundo, Ereshkigal. Pues, lleva los registros de todas las actividades de los humanos, y facilita el juicio de las almas en el momento de buscar su sitio en el otro mundo.
Seshat, esposa de Thot, es su amiga. Como ella, anota los nombres de los reyes sobre las hojas del árbol divino.
Cuando, como tú sabes, terminé mis estudios de Escriba en la escuela de Imhotep, el constructor de Sakkara, fui escriba de archivos, registrador de la recaudación de impuestos del faraón, pero, mi gran punto culminante fue cuando me dediqué a acompañar las salidas de las expediciones.
Con el fin de que el nombre de Belit-Seri no cayera en el olvido, por encargo del Thot, Escriba de los dioses, Registrador de los actos divinos, tomé el nombre de la diosa, el conocido por ti.
Conoces que, los jeroglíficos, son palabra de dios, y provistos de carga mágica, dotados de vida, puesto que el acto de escribir es: “hace ser lo que no es”, los jeroglíficos que ideé, me convirtieron en Atho, Cazador de Sueños, que, cuando permanecí entre los jázaros aprendí en sus libros sagrados a vivir en los sueños de dioses y humanos. Elegí los de Belit-Seri, la gran fedataria de los comportamientos de la humanidad, que tanto tiempo llevé, por designio celestial, su nombre. Y así pude trasladarme de un tiempo a otro, de una dimensión a otra.
Pude conocerte Uxa, mi bella princesa del Nilo. Y verte, pues, el pensamiento es una forma de visión.
Conseguí hablar el ge’ez, idioma utilizado en los ritos religiosos de los cristianos ortodoxos de Etiopía, cuando fui en busca del Arca de la Alianza. Subí al monte donde lloró Adán, a recoger piedras preciosas en las que se convirtieron sus lágrimas, y sentí las picaduras de las sanguijuelas que las guardaban. Escuché las palabras de Horacio: “Nunca debe perderse la esperanza”. Y las de Séneca: ¿Por qué correr delante de la pena y perder la vida antes de morir?
Vi como la madre de Sargón, lo puso en una cesta de mimbre calafateada con betún y pez, para abandonarlo al río Éufrates. Contemplé como los parabolanos arrancaron de su carruaje a Hipatia, la dejaron desnuda, descuartizaron su cuerpo y le tasajearon la piel y las carnes con conchas. Fui testigo cuando las sirenas dejaron de ser mujeres-aves para convertirse en seres acuáticos al ser derrotadas por el canto de las Musas.

Te escribo desde tierras de la India. Ayer me encontré con una “kaftar”, son mujeres yoguis. Le debí parecer un infiel musulmán por mi atuendo almalafa, en este momento en guerra con ellos y, me fulminó con su mirada, arrebatándome el corazón de Belit-Seri. Héteme aquí convertido en su totalidad en Atho de Jazaria, Cazador de Sueños.
Ya no tengo dudas que sean malas consejeras. Ya no existen finales de caminos con incógnitas. Como decía Heidegger: “El hombre es un ser temporal contingente lanzado entre dos nadas”. Parece una certeza.
¿Conoces la Verdad por haber llegado al Pórtico de la Gloria? ¡Dímela!

Te trascribo un poema de Rumi:
La brisa de la mañana guarda secretos para ti.
No te vayas a dormir.
Debes pedir lo que realmente quieres.
No te vayas a dormir.
La gente va y viene a través del umbral.
Donde los mundos se tocan.
No te vayas a dormir.

Los sufís, retratan el alma como:
Un pájaro indefenso en busca del nido.
Una tierna flor que espera la brisa de la primavera.
Un pez en busca del océano.
Bueno, debo emprender la marcha por la costa de Malabar. Espero que las palabras de Santiago te lleven al conocimiento y te libre de las dudas. Tómate tu tiempo.
ATHO DE JAZARIA