miércoles, mayo 28, 2008

ENTRE LOS DESCENDIENTES DE KOZAR


-Belit entre los descendientes de KOZAR, hijo de TOGARMES, nieto de JAFET, hijo de NOÉ.-


Los intranquilos vuelos de las abejas siguen escribiendo mi destino. En el bosque de los deseo, las mariposas cansadas de no haber encontrar el grito que llama al amor, depositan sobre los tulipanes que se mecen en un silencio vacío, todos aquellos besos que no quisiste recibir.
Si.
-¡A dónde vamos! –me preguntaste.
-Ten cuidado, podemos saltar a la realidad y perderlo todo –contesté. Hay que soñar la luz, el ruido de la vida y el grito de las estrellas que brillan alegres a pesar de todo. Si la tierra se hunde bajo nuestros sueños, el cielo nos recibirá pero… ¿cómo? ¡Destrozados!
Caminaremos por esta vida como las cucarachas “rubia” que, aunque tienen alas no pueden volar. Si permanecemos en nuestros sueños, podremos estar entre los inmortales que caminan hacia la puerta de NOTO, solo accesible a los dioses. Y, en las noches, como en todo Egipto, noches largas de tristeza, arderán como en la Fiesta de las Luminarias, las lámparas de sal y aceite, que espantarán nuestras aflicciones.
En esta vida, como en el Oasis de Siwa, existen dos soles, el real y el que se refleja en el lago. Este último, es el más hermoso, tiembla a veces, cambia de color y nos podremos bañar desnudos en sus colores ardientes.
Te escribo desde los Pirineos. Estamos descansando. Formo parte de la embajada de Constantino VIII, con destino Córdoba, llevamos un libro para Hasday Ben Chaprut, de parte del Rey Cuzarí IOSEF, que narra la conversión de sus antepasados al judaísmo. En esa capital de “El-Ándalus” viven muchos judíos descendientes de los Jázaros, que fueron vencidos y expulsados de su imperio por príncipes moscovitas. Nos acompaña un monje que se hace llamar Nicolás. Bizancio lo ha mandado con la instrucción de traducir al latín el tratado médico de Dioscórides, un texto científico del siglo I.
En Córdoba, donde vive y trabaja Rabí Deuda Haleví, la historia de los Jazaros constituye una realidad muy vivida, puesto que, como te he dicho, numerosas familias de la ciudad pretenden descender de ellos.
Verás.
Ayer caminé por un bosque de pinos, uno de ellos me llamó: “Soy Atis, el amado de Cibeles, ella me enloqueció hasta morir por yo amar a Sagaritis. Arrepentida de su maleficio me convirtió en el pino en el que estas apoyado. ¡Por favor! Id al rio que nace cerca de esa montaña que veis en frente, y traedme noticias de mi ninfa amada”.
Obedecí.
La encontré junto a la fuente donde nace el río más hermoso. Me contó que, le seguía queriendo y que, siempre lo esperará.
Volví.
Le conté todo lo que me dijo: sus agujas resplandecieron como esmeraldas. Me estrechó entre sus ramas impregnándome perfumes de la Arcadia Feliz.
¿Escribieron nuestro destino las mismas abejas?
BELIT