jueves, mayo 07, 2009

DESDE KEDEM, cerca de BIBLOS

Biblos68 

Amanece. Sirio y Orión se han ausentado empujados por los dedos rosado de la Aurora. Me dispongo a trazar sobre este papiro, la respuesta a tus últimas noticias.

“Tus palabras no me han traído descanso ni alegría” –me dices. Así como el alma de la diosa del cielo es un millón de estrellas, la mía es una vasija llena de jeroglíficos que trato de descifrar. Tú sabes que la pluma de Maat nos pesará en la balanza ante el tribunal divino. Estoy tratando de aligerar mi corazón para ser reconocido como justo y tener acceso a la inmortalidad. Isefet, el pájaro del mal, es el culpable de este desorden en mi vida.

Sí, nuestro Faraón, desde ahora Señor de las Dos Tierras, tardará en regresar. Ya hemos recuperado Abu. Entrado triunfantes en la ciudad sagrada de Lunu. Así mismo, ha caído en nuestro poder Tyaru, la fortaleza mayor del Camino de Horus. Estarán seguras así las comunicaciones de Egipto y el Creciente Fértil. Con el fin de disuadir a los aliados de los hicsos, el Faraón, nos ha ordenado emprender acciones guerreras contra los reinos de Canaán y Kush. Tal vez lleguemos al Éufrates.

Guiado por Tot, “Fuente cegada para el hablador, que mana para el que sabe callar”, uno se siente capaz de redactar las batallas del Faraón. He tenido el honor de recibir, por mis escritos sobre el valor de nuestros guerrero, Tres Moscas de Oro, que guardo como distintivo real. Esta condecoración me permitirá acceder a la ciudad-templo de Ipet Sut, que Ahmosis, desea enriquecerlo de tal manera que, sin duda alguna, hará olvidar al sacerdocio de Ra, en Lunu.

En tu visita a la Escuela de Escribas en Mut, no es posible descubrir mi nombre. Mis antepasados eran hicsos, de la familia de Sakar-har. Cuando el Maestro descubrió mi origen, ordenó borrar mi nombre. Antes de salir, conseguí llevar conmigo un escarabeo con mi nombre de Escriba de Honor, junto al nombre de Apofis. Fue mi salvoconducto para llegar a Tebas y pedir ayuda a los escribas-sacerdotes de Amón, dios principal.

Seqenena-Toa, me nombró Escriba Público a su servicio, y cobrador de impuestos. Por todos estos favores me debo entregarme a su mandato.

Sí, Uxa, el nombre es uno de los elementos primordiales del hombre –me dices. Tu sabes que dar el nombre para un egipcio, es un acto muy importante. El mío me fue dado por mi madre, no por un sacerdote. Solo puedo darlo a conocer, si consigo dotarlo de tal energía, que mi naturaleza sea considerada ejemplar entre los iniciados en los misterios de Isis.

Shai, Señor del Destino, te hará saber mi nombre, esa palabra que, te anticipo, es un nudo mágico, quien la pronuncie anudará lo más disperso, lo más lejano, lo más deseado. Solo la maga Isis podrá deshacerlo.

BELIT-SERI