viernes, enero 22, 2010

PENSAMIENTOS EN UNA MADRAZA DE SHIRAZ


Estamos hospedados en la casa de un cadi de Shiraz, familia de Ibn Battuta. La luna barre sombras de los rincones. En este momento nadie en los zocos, nadie en las calles; en las fachadas silencio.
He recibido tu correo. No lo mencionas, pero, te recomiendo que compres un jacinto-piedra, jacinto de Compostela, trasmite mucha energía, esa energía ayuda a caminar con mucha fuerza, y es, un elemento de protección.
Las palmeras que veo desde la ventana me recuerdan las orillas de nuestro Nilo. Pedazos de luna desaparecen llenos de viento del desierto. El paisaje regresa de la bruma. El sol es su amigo.
La melancolía no tiene arcoíris. Las nostalgias son reliquias al céfiro. No es fácil revivir un amor.
¿Es la tristeza virtuosa? No lo sé. Pero, el hastío es obsceno.
La pasión amorosa no tiene rostro, solo muecas. Los sueños se esfuman. El mayor número de amores que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida son estribillos, son cromos repetidos. Son dientes de poemas desconocidos.
Los besos, a veces, flotan ridículos. Son sombras que musitan silencios que no saben liberar nuestro destino fatal. Deberíamos olvidar caricias de amores corrompidos. Ahora, busco horas de soledad entre versos que tiritan.Nos amamos para llenar nuestra vida de júbilo sin pensar que, al final, muchos amores son reliquias de indiferencia. El amor callado, oculto, acaba por desplomarse.Hay que llegar al umbral de la eternidad sin aflicciones.
. Pero nada, como la cigarra en otoño, muero sin recibir limosna de esperanza. Más allá del lóbrego y pedregoso olvido, ni besos, ni versos. Solo en mi tumba, ceniza.
Mañana proseguiré.
Hemos llegado a Takrit y estoy un poco cansado.
He tenido un sueño extraño. Formaba yo parte de la caravana de un sultán, este iba escoltado de numerosos mamelucos. Imanes, almuédanos, acompañaban a las mujeres del sultán. Bellas mujeres, que por aquí llaman “jatun”.
Tuve que librar una terrible batalla contra un enorme león bicéfalo. Solo me atacó a mí. Mientras, unas palmeras daban saltos sincronizados con el aire del desierto.
Surgió una jatun desnuda de un estanque del oasis. Cogidos de la mano nos fuimos hacia una tienda del zoco. Un beduino de barba blanca nos esperaba en un puesto de perlas. Nos explicó que esta allí para llevarnos al Paraíso de los Amores que no tienen Fin. Cuando ya estábamos para partir, los Números que cantan su Canción Exacta y los signos del Zodiaco que destapan el Destino, me vi arrancado de la compañía de la mujer y… desperté. Espero consultar a algún poeta o faquir sobre el significado de este sueño.
Mi amigo Ibn Battuta regresa a Bagdad va al encuentro de los viajeros que van en peregrinación a La Meca.
No sé, no sé hacia dónde dirigir mis pasos, tal vez a India.

BELIT