domingo, junio 03, 2012

EN NIPPUR, de Sumeria.




Con amuletos, sin pétalos de flores, las prostitutas de la taberna, nos sirven abundante cerveza. Suenan canciones de amor y deseo sexual. La tabernera nos ha recomendado estar muy despiertos, pues, estos días abundan los forajidos. Tenemos que pagar con cebada, ya que tienen prohibido cobrar en moneda, bajo amenaza de ser quemadas vivas.

Brindamos por Nin-Kasi, diosa de la cerveza. Mis compañeros de caravana, mientras escribo, beben con el corazón de un león.

Puedo decirte que, nunca apareció aquella noche de lluvia. Un silencio sacude el secreto de aquel tiempo. Tu lejanía es suficiente. Ante la corta presencia de una luz extraña, me aprisionan miles de imágenes. Mi silencio cobija un sentimiento de amores perdidos, mas, quemo mis recuerdos y, vivo. Seguirá siendo brasa el último beso. Flores silvestres secas, van en busca de la libertad, lejos de un invierno mudo, sin campanas.

La serenidad del día en este valle que contemplo, cierra las preocupaciones y se sitúan fuera de mis pensamientos. Aquí me quedaría, lejos del profundo pozo de un pasado que deja escapar temblorosos lamentos.

Por otro lado, estoy contento de mis aventuras, pues, como decía Zorba el griego, “Un poco de locura te proporciona dimensiones, poesía y el suficiente coraje para ser feliz en este mundo infeliz”.

Todos soñamos con vivir en un palacio, como el de Alcinoo. Rodeado de un vergel de eterna primavera.

No siempre, como dices, los sueños son hijos de la Noche. Te he contado y te cuento numerosas historias, muchas de ellas inspiradas por ninfas que enloquecen a los mortales, pero otras, están llenas de arrebato divino.

Tú sabes, o tal vez, has imaginado, que no cuento la verdad, no me crees. Seguramente debo tener la maldición que sufrió Casandra: la de predecir la verdad y no ser nunca creída.

El viaje que nos espera, es largo, nuestro destino es la ciudad de los 333 santos, Tombuctú. Tenemos intención de cambiar nuestro oro por sal de Mediterráneo. No sé si la ida o a la vuelta pernoctaremos en Egipto. No estés preocupada por los sucesos de la plaza de Tahrir, nuestro querido Egipto está protegido por la Esfinge. Su cabeza humana, sugiere el espíritu humano que vence los instintos animales.

Una vez leí a Naguib Mahfuz.

Le pregunté al Sheij Abd Rabbih al Taih: -¿Cuándo se arreglará la situación del país? A lo que respondió: -Cuando su gente crea que el resultado de la cobardía es peor que el de la inteligencia.

UXA, que los vientos de acacia, que son la veneración de Annu, te protejan.

BELIT

No hay comentarios: