“Uxa ha aprendido a amar y confiar en los árboles”
Enterado Belit-Seri, del amor de Uxa por los árboles, decidió transmigrase en druida. Ellos, los druidas, poseen el poder de transformar los árboles.
El significado “árboles” en su lengua celta, significa “letra”, y el “haya”, literatura. “Las copas de los robles enmarañadas”, se refieren a los misterios poéticos.
Esa es la razón por la que Uxa ame los árboles, ama las letras, adora la literatura.
Un poema celta:
“Apartándose de la felicidad
se dispusieron a asumir
las formas de las principales
letras del alfabeto”
Es la época. Trepa por el único abedul que crece junto al lago, entonando una melodía que le ha enseñado el mago Ogión. Es el ritual de la vía de acceso a la Iluminación.
El alma eterna de Atho, tomó el cuerpo de un joven cuyo espíritu voló a encontrarse con la sustancia del universo. Lleva la mitad del tiempo, de los veinte años que necesita, para aprender los versos, luminaria de su pueblo, y formar parte de la casta de los druidas.
No escribe, la escritura merma la memoria, y necesita mucha para narrar las gestas de los guerreros y participar como juez en los litigios. Quiere seguir la estela de HuArBras, el primer druida de la historia celta.
Tras la ceremonia, se ha dirigido el solo, al dolmen de Tella. Sentado, bajo la piedra techumbre, mira por el agujero perforado en la losa lateral, y cuando la luna introduce su luz, va recibiendo la enseñanza de los espíritus de la noche.
Empieza la gran feria trienal de Tara, las canciones y fiestas son abundantes, nadie debe amenazar a nadie.
Atho cuenta a los reunidos bajo el roble de la plaza:
“El mar regresa a su orilla cuando empieza el amor, que es: Arca fúlgida, melodioso canto de escarcha, arrabal coralino de luz, rejuvenecimiento, llave de sueños olvidados, amuleto con fragmentos de poemas.
El cielo huye a su azul último cuando se acaba el amor, que se convierte en: Nigromancia cruel, panorama de cieno claustral, grafía de melancolía turgente, cimera de mijo estéril, deshojadura de lirio”.
Luego, les habla del símbolo de los dos pies, sobre el encanto misterioso de las palabras no escritas, y que no sacrifiquen niños a la Luna Sangrienta a cambio de maíz y leche. Y, sigue, sigue… hasta que el poder de la oscuridad envía a los pobladores a sus casas.
Atho se prepara para recoger al alba el muérdago que crece sobre el roble de la plaza, es el sexto día de la luna.
Con la runa bárbara marca en tablas de madera de haya, la leyenda de Uxa y Belit.
Que comienza así:
La “U” de UXA, nació del brezo, consagrado a la diosa del amor, Osiris fue emparedado en un brezo de Biblos.
Y la “B” de Belit, nació del abedul, cuyas ramas se emplean para expulsar los espíritus del año viejo, es el primero que echa nuevas hojas.
Enterado Belit-Seri, del amor de Uxa por los árboles, decidió transmigrase en druida. Ellos, los druidas, poseen el poder de transformar los árboles.
El significado “árboles” en su lengua celta, significa “letra”, y el “haya”, literatura. “Las copas de los robles enmarañadas”, se refieren a los misterios poéticos.
Esa es la razón por la que Uxa ame los árboles, ama las letras, adora la literatura.
Un poema celta:
“Apartándose de la felicidad
se dispusieron a asumir
las formas de las principales
letras del alfabeto”
Es la época. Trepa por el único abedul que crece junto al lago, entonando una melodía que le ha enseñado el mago Ogión. Es el ritual de la vía de acceso a la Iluminación.
El alma eterna de Atho, tomó el cuerpo de un joven cuyo espíritu voló a encontrarse con la sustancia del universo. Lleva la mitad del tiempo, de los veinte años que necesita, para aprender los versos, luminaria de su pueblo, y formar parte de la casta de los druidas.
No escribe, la escritura merma la memoria, y necesita mucha para narrar las gestas de los guerreros y participar como juez en los litigios. Quiere seguir la estela de HuArBras, el primer druida de la historia celta.
Tras la ceremonia, se ha dirigido el solo, al dolmen de Tella. Sentado, bajo la piedra techumbre, mira por el agujero perforado en la losa lateral, y cuando la luna introduce su luz, va recibiendo la enseñanza de los espíritus de la noche.
Empieza la gran feria trienal de Tara, las canciones y fiestas son abundantes, nadie debe amenazar a nadie.
Atho cuenta a los reunidos bajo el roble de la plaza:
“El mar regresa a su orilla cuando empieza el amor, que es: Arca fúlgida, melodioso canto de escarcha, arrabal coralino de luz, rejuvenecimiento, llave de sueños olvidados, amuleto con fragmentos de poemas.
El cielo huye a su azul último cuando se acaba el amor, que se convierte en: Nigromancia cruel, panorama de cieno claustral, grafía de melancolía turgente, cimera de mijo estéril, deshojadura de lirio”.
Luego, les habla del símbolo de los dos pies, sobre el encanto misterioso de las palabras no escritas, y que no sacrifiquen niños a la Luna Sangrienta a cambio de maíz y leche. Y, sigue, sigue… hasta que el poder de la oscuridad envía a los pobladores a sus casas.
Atho se prepara para recoger al alba el muérdago que crece sobre el roble de la plaza, es el sexto día de la luna.
Con la runa bárbara marca en tablas de madera de haya, la leyenda de Uxa y Belit.
Que comienza así:
La “U” de UXA, nació del brezo, consagrado a la diosa del amor, Osiris fue emparedado en un brezo de Biblos.
Y la “B” de Belit, nació del abedul, cuyas ramas se emplean para expulsar los espíritus del año viejo, es el primero que echa nuevas hojas.
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