¿Qué ha sucedido en el extraño territorio de Belit?
Es un misterio. Tal vez, fuera preciso que el instante, para ser reflejo de algo real y verdadero, debiera formar parte de los relámpagos que duermen en los estratos vidriosos de la fantasía.
Llegar a la verdad por el conocimiento –como dices-, siguiendo teorías y valorando definiciones, es la gran confusión del mendigo, la elección es muy difícil: Pedir limosna o morir.
Está la verdad en:
El silencio del asfalto.
La quietud de los segundos.
El letrero “Prohibido”, caído sobre el borde del tiempo.
Las huellas del pecado.
El desconsuelo del poeta que llora sobre la imagen proscrita.
El oxido de los años.
La dudosa idea del regreso al Paraíso.
El calor de los cuerpos en el vertedero de la indiferencia.
El frio de algunos besos.
El origen de las voces de amor que se repiten en los barrancos del olvido.
La foto de la princesa carente de ternura.
O, en aquella lágrima muerta en el minuto feliz.
Atho, no es un sueño que Belit no ha conseguido atrapar. Atho, es un impulso solitario, corteza de un lodo triste, corazón de frases rotas. No intenta ocupar el sitio de los dioses -como escribes. Él, ocupa hace tiempo el “silencio” de los dioses.
Los caminos invisibles del tiempo se verán cubiertos con los sarmientos de su vida como: Escriba del Faraón, el Cazador de Sueños, el Señor de Barbutania, y … otros, tal vez.
¿No tiene incógnitas tu camino? Peregrinos, arte, paisajes…
Toma sobre tus manos de bellos juncos anudadas: El misterio de la vida. La fantasía de un tiempo de amor que, impulsando tu alma al recuerdo, active el deseo de navegar hasta la Verdad Eterna.
Atho cuenta sus historias al viento como un niño cuenta con sus dedos el eterno rumor de los mares.
1 comentario:
¡Los Pensamientos Inmortales!
Un abrazo maestro, más no puedo decir.
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